YO SOY EL QUE SOY
  Estudios Biblicos
 
                                   La tentación de Jesús
Jesús, siendo el Hijo de Dios hecho hombre por nuestra causa, para que alcanzásemos la Salvación, la Vida Eterna, tuvo que sufrir los ataques del Maligno, del Tentador (Mateo 4.3), para así demostrar que Él era el único Perfecto, sin mancha, no como nosotros, que por nuestra imperfección hemos caído en las redes de Satanás, habitando en el pecado, o sea, en la muerte espiritual. Lo importante es darse cuenta de esta imperfección, de que Satanás nos domina y aceptar el Sacrificio de Cristo y Su Resurrección, que hace por Amor hacia nosotros, como única vía de redención y reconciliación con el Padre, para así disfrutar de Su Presencia en la Eternidad y para la Eternidad. Parte de esta victoria la encontramos en la Tentación que Satanás le hace a Jesús en el desierto. Voy a utilizar el Evangelio de Lucas, en concreto en su capítulo 4, versículos 1 al 13 para mostrar el mensaje y enseñanza que Cristo quiere que aprendamos, para que sepamos disfrutar de Su Victoria y aplicarla a nuestra vida diaria en este mundo, en la cual, estamos de continuo siendo "pinchados" por el Tentador, que intenta que su veneno nos sea inoculado y se produzca en nosotros la Muerte, para victoria suya. "Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno." (Efesios 6.16 ) "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo." Esta situación se plantea justo después del Bautismo en Agua en el Jordán y antes justo del comienzo de Su Ministerio de Predicación del Evangelio de Salvación. Jesús estaba lleno del Espíritu Santo, es decir, en completa y perfecta relación con el Padre y no obstante fue llevado por el mismo Espíritu al desierto por el tiempo de cuarenta día y cuarenta noches. El desierto conlleva un estado de soledad, de sequedad, de falta de agua y alimento. En su faceta espiritual Cristo tuvo que "sufrir" un estado de prueba, de cierta soledad, sólo servido por los ángeles, rodeado de fieras (potestades de Satanás) y tentado por el mismo Demonio (Marcos. 1.13). ¿Por qué tuvo que pasar por esto?. Pues por la misma razón por la que tuvo que ser Bautizado por Juan, de un bautismo de arrepentimiento, del cual no tenía necesidad, para cumplir toda Justicia (Mateo 3.15). Con esto Dios nos está haciendo ver cuales son las etapas por los que hemos de pasar para poder entrar a la Cena del Cordero. Volviendo a la tentación, nosotros también debemos saber que después de habernos arrepentido de nuestros pecados, de haber cambiado nuestra mente y renunciado al Pecado que nos dominaba, seremos tentados para ser recuperados por Satanás. Quizás ahora no utilice antiguas armas que ya conocemos, puede que ahora sea más sutil y ladino, pero igual de efectivo en sus propósitos, debiendo nosotros perseverar en la Fe en Cristo hasta el fin, para así ser salvos (Mateo 10.22). "El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro." (Lucas 6.40) Como podremos comprobar a continuación, serán tres las tentaciones que sufre nuestro Señor, que analizadas de una forma espiritual y en toda su extensión, veremos que está referidas a tres circunstancias espirituales que atañen especialmente a las tres partes de las que está formado el hombre (1ª de Tesalonicenses 5.23): Cuerpo Alma Espíritu 1ª Tentación "Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. " A primera vista podemos entender que el Diablo le está hablando al Señor de una comida física, pues llevaba 40 días sin comer. Sin embargo, por su contestación vemos que se está refiriendo a otro tipo de comida, la Espiritual. El Pan, este sustento diario que nos pide el Señor que se lo roguemos al Padre, es ese alimento espiritual diario que nos tenga en comunión y comunicación con Dios. Es saber y conocer Su Voluntad, es entender cuando nos habla y qué nos quiere decir. Hay dos maneras, aparentemente, de conseguir esa supuesta relación: Una es la correcta, la de establecer relación con Dios a través del Espíritu Santo, el cual habitará en nosotros una vez que hayamos desterrado todo aquello que sabemos que no le agrada al Señor y mostrando toda nuestra Fe y disposición en hacer presente en nosotros Su Voluntad. Dios entonces nos dará entendimiento al leer la Palabra, no quedándonos en la Letra, o Él nos hablará de alguna manera (sueños, visiones, voz....) por la que sepamos entender lo que nos quiere comunicar. Este es el alimento para nuestra ALMA, pues contiene todo lo necesario para que seamos saciados con un alimento que no perece. Otra, la que intenta hacernos creer Satanás; él quiere trabajar con nuestra mente carnal, con nuestro entendimiento, para que no nos dejemos llevar por el Señor y le neguemos, para que a través del estudio o de la lectura de filosofías o doctrinas religiosas, podamos alcanzar un falso entendimiento de la Palabra o incluso, a través de la propia lectura de la Biblia, hacernos entender algo contrario a la Voluntad de Dios. Estas doctrinas y entendimiento personal nos desviarán del Evangelio. Toda interpretación de la Letra de la Palabra sin el Espíritu de Dios es usada por el Maligno para muerte espiritual. Esta piedra, de la que se habla en este pasaje, es la propia Letra, un arma poderosa de Satanás para envenenar nuestra ALMA con un alimento extraño (pan), con contaminación espiritual. Así lo dice la Palabra: "el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? " (2ª de Corintios 3.6-8). Si comemos de él, estamos invalidando el pacto de Dios con nosotros y le forzaremos a que salga de nuestra casa, por cuanto estamos yendo en contra de Su Palabra de Vida. Además encontramos otra visión espiritual que del término piedra aparece en las Escrituras y es la de establecer una Piedra – Cristo, para que a todo aquel que en Él crea, le sea puesta de fundamento para Vida Eterna; más para todo aquel que no crea en Él, le será puesta por tropiezo: "Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido, en piedra de tropiezo y roca de escándalo. Tropiezan en ella porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados." (1ª de Pedro 2.7-8). Satanás quiere hacernos tropezar en Cristo, invalidando Su Sacrificio y Resurrección, deseando insuflar en nuestro alimento espiritual su levadura, para que tomemos un pan leudado: "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." (1ª de Corintios 5.7). Seamos inteligentes y dejémonos llevar por el Espíritu del Señor que habita en el nuevo hombre espiritual, sometiendo nuestro ser a Él para Gloria Suya y Vida Eterna, evitando así tropezar en Cristo, salvando las zancadillas de Satanás. 2ª Tentación "Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás." Esta nueva tentación de Satanás muestra un cambio de estrategia ante el hombre de Dios, pues ahora intenta contaminar la mente humana, el CUERPO. En primer lugar, Satanás lleva al Señor a un alto monte, desde el cual parece que se divisaban todos los reinos de este mundo. Satanás, como bien sabemos es el príncipe de este mundo (Juan 12.31) o también, el dios de este siglo (2ª de Corintios 4.4). Estos reinos representan principados espirituales dominados por sus huestes. No son otra cosa que religiones, filosofías, sectas, doctrinas proféticas... muchas de ellas reconocidas por el mundo y su poder político y económico. Ya nos advirtió el Señor que sus seguidores precisamente no iban a ser bien vistos por el mundo, sino todo lo contrario, que tendríamos persecución por causa del Evangelio (Gálatas 6.12). Como bien sabemos, no se puede servir a dos señores: "No podéis servir a Dios y a las riquezas." (Mateo 6.24). Estos reinos conllevan riqueza espiritual de reconocimiento por la gente, de trato preferente por las instituciones, etc. Esto es lo que domina a la perfección el Enemigo de Dios, sabe como seducir a la mente carnal para llevarla a su terreno, incluso usando el Nombre de Dios y Su Evangelio como cebo. También sabe como utilizar la seducción de la altura espiritual, es decir, usa a personas que han alcanzado determinado nivel en el entendimiento o estudio de la Palabra para que se consideren "especiales" y bendecirlos para que florezca una religión o doctrina a su alrededor, eso sí, insuflándoles previamente una importante levadura que llevará a sus seguidores a ir por un camino distinto, a veces paralelo, pero al fin y al cabo errado del Verdadero Evangelio de Salvación. Hay que tener claro que para no caer en este tipo de tentación nuestra intención principal y primordial debe ser la que el propio Señor responde a Satanás: "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.". Todo nuestro ser ha de estar en consonancia con estas palabras; no se le puede servir sólo con nuestra mente racional, pues corremos el riesgo de servir a otro dios. Existen dos posibilidades a la hora de actuar, sobre todo a la hora de Servir al Señor: • Mente humana – Alma – Espíritu – Espíritu de Dios: Llevando este sistema de actuar, podemos caer en el riesgo de que Satanás, que usa nuestra mente carnal, nos haga sentir algo y nosotros lo podamos entender como del Señor y no dejemos que el Señor nos confirme si es de Él, pues ya hemos dado pasos por nuestra cuenta y nos hemos contaminado. Con esta actitud siempre cuesta mucho dar marcha atrás. • Espíritu de Dios – Espíritu – Alma – Mente humana: Camino correcto; dejándonos llevar por el Señor, no daremos pasos en balde y, aunque a veces el Señor tarde en confirmarnos algo, sabremos a ciencia cierta cual es Su Voluntad, pudiéndole servir idóneamente. Sometamos nuestra mente a los dictados del hombre interior renacido en Cristo, aprendiendo a dejarnos llevar por Él, a saber esperar, siendo pacientes, a actuar cuando sea el momento, a usar las formas del Señor, no las nuestras, a mostrar al mundo el Amor del Señor, no el nuestro, pues el Enemigo utiliza nuestros sentimientos para sus fines y, sobre todo, a darle Gloria y Alabanza por haberse entregado por nosotros, reconciliándonos con el Padre y dándonos Vida. 3ª Tentación "Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios." Esta nueva tentación, como veremos, va dirigida a nuestro ESPÍRITU. El desarrollo de esta seducción se localiza en Jerusalén y en el Templo. La Palabra habla de la Jerusalén Celestial, de Sión (Hebreos 12.22) como la ciudad de los Renacidos en Cristo, en la Eternidad. En cuanto al Templo las Escrituras expresan: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1ª de Corintos 3.16). Como hemos podido comprobar, el Señor habla de una Jerusalén y de un Templo nuevos, no hechos de manos de hombre y, por lo tanto, nos está mostrando una situación espiritual. Recomiendo la lectura también de los siguientes versículos: Juan 2.20-22; 1ª de Corintios 6.19. Respecto del espíritu del hombre, la Palabra expresa que antes de recibir a Cristo está muerto, como podemos observar cuando en la Palabra habla de la resurrección de la hija de Jairo (Lucas 8.55), sólo renace en la Resurrección del Señor, al aceptar el Sacrificio de Cristo por nuestros pecados. Debemos distinguir entre el espíritu del hombre y el Espíritu Santo. Este último es el que dirige a nuestro nuevo hombre y le lleva a toda verdad. La tentación se desarrolla en el pináculo del templo, es decir, en la parte más alta de este lugar. Siendo el lugar más elevado, el Señor nos quiere mostrar que Satanás le habla a la parte más elevada, alta, espiritualmente hablando, que tiene el hombre. Esta parte es el ESPÍRITU. El espíritu renacido tiene relación directa con Dios a través del Espíritu Santo, pero también puede tener relación con Satanás a través del Alma de la persona, ya que llega a ella por la comunicación que hay entre la mente racional y Alma. Es a través del Alma como intenta convencerle de que actúe de una forma un tanto desmedida y sin provecho, el tirarse al vacío. Aquí hay varias situaciones que concurren que son de gran importancia para comprender el pasaje: • La primera, el hecho de echarse abajo, como dice en Mateo 4.7. Es una actitud como antes dije sin provecho, simplemente pidiéndole a Cristo que demuestre que Él es Dios. Nosotros no debemos pedirle a Dios señales que nos demuestre que Existe. La Señal la tenemos en Cristo y en Su Evangelio y es por la Fe, o sea, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos, 11.1), por la que adquiriremos la Salvación. Esa actitud nos la puede pedir alguien al que se le esté llevando el Evangelio y nosotros debemos ser cautos en nuestra forma de actuar, no dejándonos llevar por esta tentación. • Por otro lado está la posibilidad de actuar de una forma descontrolada, induciendo Satanás a nuestra mente carnal, pasando por el Alma y llegando por último la seducción a nuestro espíritu, pensando que hagamos lo que hagamos, ya tenemos al Señor y Él siempre nos sostendrá. A veces hay decisiones en este aspecto que parten de la mente racional, pero hay otras ocasiones que la decisión parte del Espíritu, sobre todo, en lo relacionado con acciones de desobediencia o avisos de otros hermanos sobre peligros en determinados aspectos de la Fe, en estos casos nos estamos lanzando al vacío a sabiendas. • Otro aspecto importante es el argumento bíblico que usa Satanás para convencer al Señor de que se tire. Cualquier Biblia que usemos que contenga referencias cruzadas, nos mostrará que se refiere al Salmo 91.11-12. Mi sorpresa fue que al leer este Salmo me di cuenta que no dice exactamente lo mismo. El Tentador quitó algo, lo que está subrayado: "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra.". Como vemos en el texto del Salmo, el sentido de este pasaje cambia radicalmente; el Señor nos está diciendo que nos va a guardar en todos nuestros caminos, pero ¿qué clase de caminos?: ¿los que sabemos que no son del Señor y a pesar de esto los seguimos?, ¿los que somos advertidos que son de contaminación y no hacemos caso?, o a caso, ¿los caminos e ideas que parten de nuestra razón humana no sometida al Señor?. El Señor nos cuida, nos bendice y nos lleva de la mano cuando la forma de actuar sigue el camino correcto: Espíritu del Señor – Espíritu – Alma – Mente racional, para que nuestro pie no tropiece en piedra, es decir, no vayamos contra el propio Señor. Pero cosa distinta es cuando se tropieza, nos caemos y cuando tomamos conciencia del traspiés, entonces es cuando podremos tomar la mano del Señor, que por otro lado, siempre ha estado ahí, para podernos levantar (Salmo 37.24). La respuesta del Señor fue contundente: No tentarás al Señor tu Dios. Nosotros tenemos que responder, ante estas tentaciones, de la misma manera si es que queremos permanecer con firmeza en el Camino, indicándole al Maligno que ya no tenemos parte con él, pues le hemos vencido en Cristo pues hemos escapando por la brecha abierta que existe en la fortaleza de la muerte, la Resurrección de Nuestro Señor Jesús. "Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo." Debemos saber que no por haber vencido en una batalla la guerra está ganada; tenemos que perseverar para no caer en la tentación y pedirle a Dios que nos libre y no nos meta en ella (Mateo 6.13). Debemos actuar conforme a los dictados del Espíritu del Señor y conforme a la Palabra, apartándonos del mal y confirmándonos en la Fe unos a otros, como parte del cuerpo de Cristo que somos. Hay un dato más a reseñar que aparece en la redacción de este pasaje en el Evangelio de Mateo: "El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían." (4.11) Solo cuando es vencida esa tentación es cuando el Señor envía a sus ángeles para que nos sirvan y cuiden. Como dijimos al principio, estos son momentos de prueba, y en los que sale victorioso el Señor demostrándole a Satanás que ya no somos suyos y que no nos podrá recuperar. Hagamos presente Su Palabra: "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mateo 26.41)
 
   
 
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